miércoles, 25 de marzo de 2015

Un paseo por... Lisboa (Segunda parte)


¡Buenos días!


¡Preparen las maletas que hoy nos toca viajar! Seguro que muchos todavía tenéis en mente el accidente aéreo de ayer. Sin duda una gran tragedia  (podíamos ser cualquiera y desde aquí mucho ánimo a todos los afectados) y cuando sucede algo así nos entra cierto reparo a la hora de pensar en viajar. Pero entre foto y foto en instagram me encontré con dos frases con las que quedarme, @beatrizvp publicaba “El mundo es demasiado interesante como para no viajar, pero a uno se le para el corazón cada vez que un avión no llega a su destino…” y otra que nos hace ver el lado positivo de las cosas de manos de @lienzoblanco “A veces la vida no es la fiesta que esperábamos pero mientras estemos aquí, hay que seguir bailando” Por eso hoy continuamos en nuestra sección Un paseo por…

Hace un mes nos escapábamos a Sintra para visitar sus castillos y museos (aquí). Y hoy continuamos la visita por tierras Lusas. En Lisboa no nos esperaba una ruta alternativa a la de los cientos de turistas que recorren sus calles, subimos y bajamos sus empinadas cuestas, ¡tranvías y elevadores lo ponen fácil!, degustamos sus exquisitos dulces y visitamos sus barrios.  

Como recordar es volver a vivir, hoy nos transportamos en el tiempo y en el espacio y volvemos a Lisboa a través de todas las fotos que siempre nos acompañan en cada uno de nuestros viajes. 

¿Estás preparado?


Domingo por la mañana, un tranvía abarrotado de turistas, mucha precaución con las carteras y los bolsos, …próxima parada Belém.  El centro de Lisboa se alejaba a través de la ventanilla. Con la nariz pegada al cristal veíamos como las bonitas calles del centro dejaban paso a la ciudad menos ilustre. A una ciudad deteriorada por la crisis, con fachadas no tan espectaculares como las que se había imaginado mi cabeza.  Y entre tanto pensamiento y visuales del ambiente llegamos a nuestro punto de partida de lo que sería una excursión de mañana, El Monasterio de los Jerónimos.  Sin ninguna duda, ¡no decepciona! 

Una de esas cosas sorprendentes de la ciudad es que hay que pagar por entrar a todos los sitios y a veces esto hace que nos pensemos a que entrar y a que no entrar. Si tuviese que elegir recomendaría  visitar el Monasterio y disfrutar de la Torre de Belém únicamente por fuera. También es verdad que comprando ambas entradas juntas hacen un descuento.

Una de las perdiciones de la ciudad son los dulces. Los conocidos pasteles de nata solo pueden ser llamados oficialmente Pasteis de Belém  por esta pastelería regentada desde 1837. ¿Mejores o peores que el resto? Eso lo decide cada paladar, pero no hay nada como hacer una visita a su local para saciar el gusanillo que entra a la hora del pincho español . Un consejo, todos los turistas hacen su parada obligatoria en la cafetería y esto hace que se formen largas colas. Que nadie se asuste que van rápido, además te los preparan para llevar en unas bonitas cajas de cartón.

Y para bajar las calorías nada como un paseo al borde del Tajo y ya de paso, contemplar el Monumento a los Descubridores.


Una cosa que no podemos dejar de hacer antes de irnos de Lisboa es subir en sus tranvías amarillos. ¡Son únicos!
A nosotros nos recomendaron coger la LINEA 28 para ir hasta el Castillo de San Jorge (consejo: si quieres visitarlo lo recomendable es ir pronto porque luego se forman muchas colas) para evitar la subida empinada.  El recorrido que hace el tranvía es largo, pero si subimos (andando) desde el centro vía la Catedral la subida no es para tanto. Eso sí, nos habremos perdido el paseo en una de las líneas con más antigüedad de la ciudad.
¡Tú decides!

Otra de esas cosas que se hacen en los viajes es recordarse de los que se quedan en casa. Algún souvenir de la ciudad visitada siempre vuelve en la maleta. Por eso, una alternativa es sorprenderlos con una lata de conservas para degustar todos juntos mientras les cuentas las aventuras del viaje.
Justo antes de nuestro anterior viaje a Oporto (podéis verloaquí) leímos un reportaje en un dominical de las maravillosas sardinas en lata portuguesas, por lo que fuimos con la lista de la compra hecha.
Yo no soy muy fan de ellas, pero os aseguro que están buenísimas.


¿Y si nos tomamos algo para reponer fuerzas? Uno de los locales con solera de la ciudad es Café d’A Brasileira, con unos precios asequibles para ser un local que atrae a gran número de turistas en pleno barrio del Chiado y un riquísimo café.

Y ya para terminar, (sé que soy un poco cansina), mi consejo número uno es que nos dejemos disfrutar de la ciudad. Seguro que cada uno da con rincones especiales y vuelve maravillado y con ganas de recomendar todas esas cosas que hicieron único su viaje.
 
El último miércoles del mes de abril cerraremos el viaje portugués con un post de recomendaciones con un sabor diferente.
¿Te lo vas a perder? ¡Os esperamos!