¡Buenos días!
Último día de julio. Seguro que tod@s los que veraneáis en agosto estáis deseando que sea mañana. ¡Y nosotras también! Vacacioooooones.
A simple vista puede parecer nada más que un sobre, pero es un regalo con mucha historia. Hace algunas semanas nos llegó una nueva tarea, aunque podríamos llamarlo reto. Había que envolver un papel y tenía que resultar especial.
Os aseguro que internet es una maravilla, se puede comprar de todo. Y si a eso le sumamos lo práctico que es regalar un bono regalo todo resulta perfecto. Sin embargo...¡problema! Las compras por la red no vienen envueltas.
Srta. C. se casa en agosto en una ermita y va a tener una boda muy handmade. Sus invitaciones de boda son completamente personalizadas y claro, el listón estaba realmente alto.
La primera opción que se nos pasó por la cabeza fue una caja, pero el papel quedaría flotando en su interior. Lo segundo que pensamos fue en utilizar arpillera. Y una vez llegados a ese punto no había marcha atrás. Además al ser una boda con un toque rustico nos encajaba a las mil maravillas.
La siguiente misión fue buscar un sobre. ¡Menuda odisea! Con lo sencillo que puede parecer, pero NO, en ningún sitio los tenían. Librearía a la vista, allí entrabamos a mirar. Trás mucho recorrer y cuando todo hacía presagiar la fabricación casera del mismo apareció. No valía de cualquier color y este me entro por el ojo en un minuto. ¿No es muy bonito? Color lavanda de papel reciclado y una textura granulada... Era el sobre perfecto como base para el regalo.
Después vino la tela, pero eso ya fue coser y cantar. Para no hacerle una lazada completa utilizamos un hilo de arpillera para atarlo todo.
¿Os gusta el resultado final?
Pese a ser verano y estar de vacaciones nos despedimos hasta el lunes. El blog no cogerá vacaciones aunque si reduciremos las publicaciones a un día a la semana. En agosto nos asomaremos a vuestras pantallas los lunes.
¡Os esperamos!
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